Creencias fundamentales que se enseñan a los discípulos de Cristo en nuestra comunidad:
La Biblia:Creemos que la Biblia es la Palabra de Dios, inspirada, infalible, suficiente y la autoridad suprema para la fe y la vida (2 Ti. 3:16–17; Sal. 19:7).
Dios:Creemos en un solo Dios verdadero, eterno y soberano, que existe en tres Personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo (Deut. 6:4; Mt. 28:19).
Jesucristo:Creemos que Jesucristo es Dios encarnado, nacido de una virgen, perfecto y sin pecado, que murió en la cruz como sustituto por nuestros pecados, resucitó físicamente y volverá nuevamente (Jn. 1:1–14; 1 Co. 15:3–4; Apoc. 1:7).
El Espíritu Santo:Creemos que el Espíritu Santo regenera, santifica, guía, consuela y capacita a los creyentes. Afirmamos la continuidad de los dones espirituales con orden bíblico (Jn. 16:13; 1 Co. 12–14).
El Ser Humano y el Pecado:Creemos que todos los seres humanos fueron creados a imagen de Dios, pero cayeron en pecado y están espiritualmente separados de Él, incapaces de salvarse por sí mismos (Rom. 3:23; Ef. 2:1).
La Salvación: Creemos que la salvación es por gracia, mediante la fe en Jesucristo, no por obras. Somos justificados, adoptados y hechos nuevos por el poder del evangelio (Ef. 2:8–9; Rom. 5:1; Tit. 3:5).
La Iglesia: Creemos que la iglesia es el cuerpo de Cristo, compuesta por todos los creyentes nacidos de nuevo. La iglesia local es autónoma y llamada a predicar la Palabra, celebrar las ordenanzas, discipular y servir (Ef. 1:22–23; Mt. 28:19–20).
Las Ordenanzas: Practicamos el Bautismo en agua, como testimonio público de fe y obediencia y la Santa Cena, como recordatorio del sacrificio de Cristo y expresión de comunión (Mt. 28:19; 1 Co. 11:23–26).
La Vida Cristiana: Creemos en una vida de santidad, amor, obediencia y servicio, buscando glorificar a Dios en todo lo que hacemos (1 Pe. 1:15–16; Mt. 5:16).
Familia y Sociedad: Creemos en la dignidad del matrimonio entre hombre y mujer, la protección de la vida desde la concepción y el llamado a impactar positivamente la sociedad con los valores del Reino de Dios (Gn. 2:24; Sal. 139:13; Mt. 5:13–16).